miércoles, 11 de junio de 2014

¿Quién es el más listo?

Este cuento está escrito para ser usado con niños y niñas de 3 a 100 años de edad.  

Por su contenido puede ser parte de una estrategia de aula o de trabajo en casa, donde se quieran abordar temas como: la importancia de las normas de educación, la  empatía con quienes son diferentes, el problema de los prejuicios y el valor de ayudar a otros.

Para Reconocernos, forma parte de las estrategias de trabajo con niños y niñas, para iniciar el proceso de reflexión en estos temas que nos acercan a quienes son diferentes.

Si usted usa este cuento con sus hijos, hijas, alumnos u otros niños y niñas le agradecemos muchísimos que nos comente si resultó útil y cómo fue su experiencia ¡gracias de antemano! 

El más listo
Por Adriana Ponte




Melo era el conejo más listo de toda la granja. O al menos, eso creía él.

Estaba muy feliz de ser un conejito gris de grandes orejas y enormes dientes.

No le gustaban los animales feos: ni los conejos feos, ni los osos feos, ni las gallinas feas…y tenía especial desprecio por los burros, a quienes consideraba inferiores y muy, muy, muy brutos.

Un día Melo salió de paseo por el bosque y, de pronto... ¡zas!

Cayó en un hoyo que había en el suelo.

Un hoyo oscuro… feo… y que olía fuchi fuchi.

Melo empezó a gritar: “¡Ayuda! ¡Auxilio! ¿Quién me saca de aquí?”

Pasó el loro Bartolo, camino al pueblo, y al escuchar sus gritos preguntó:

-- ¿Quién eres y qué te pasa?

-- Soy Melo, el conejo más listo de la  granja y tienes que sacarme de aquí - respondió Melo.  

-- Voy camino al pueblo, Melo. Al volver te saco de ahí…

Pero a Bartolo se le olvidó rescatar a Melo cuando venía de regreso, porque a los loros se les olvidan las cosas cuando no se las piden “por favor”

Más tarde, pasó la cabra Ignacia y al escuchar los gritos de Melo, se acercó al hoyo

-- ¿Quién eres y qué te pasa? - preguntó

-- Soy Melo, el conejo más listo de la granja y tienes que sacarme de aquí ¡ya! - respondió el conejo muy alterado.

-- Voy camino al pueblo Melo - dijo la cabra Ignacia -, al volver te saco de ahí…

Pero a Ignacia se le olvidó rescatar a Melo porque a las cabras se les olvidan las cosas cuando no se las piden con cariño.

El siguiente en pasar fue el burro Ambrosio, quien al escuchar los gritos de  Melo, le preguntó:

-- ¿Quién eres y qué te pasa?

-- Soy Melo, el… el… el más listo de la granja y tienes que sacarme de aquí… - respondió Melo, ronco y cansado de tanto gritar.

El burro Ambrosio continuó:

-- Cuéntame cómo eres para saber si debo traer una cuerda muy gruesa o muy finita.
-- ¡Ufff! -dijo Melo cansado y ronquito-. Tengo grandes orejas, tengo el pelo gris, dientes enormes y soy el más listo de la granja…

El burro Ambrosio, sorprendido, le contestó:

-- ¡Yo también tengo grandes orejas, tengo el pelo gris y dientes enormes!, pero no creo que sea el más listo de la granja. Voy camino al pueblo Melo, al volver te saco de ahí.

Melo se quedó pensando que Ambrosio era un conejito igual que él y se sentía muy feliz. Pensó: "Este conejito es tan listo como yo. Me preguntó mi tamaño para saber cómo salvarme, ¡es que todos los conejitos somos muy listos!"

Mientras caminaba hacia el pueblo, Ambrosio pensaba que Melo era un burro igual a él y se sentía muy feliz de poder ayudarlo.

Pensó: "¡Qué burrito tan raro! Cayó en un hoyo y no ha logrado salir todavía... no pide las cosas “por favor” y además, se cree el más listo. Pero igual, por eso mismo ¡lo voy a ayudar!"

Cuando Ambrosio venía de vuelta se detuvo a rescatar a Melo. Lanzó una larga cuerda a la que Melo se sujetó y haló de ella con mucha fuerza creyendo que era un pesado burro. Entonces… ¡plín! de un solo tirón sacó a Melo de aquél hoyo.

Ambrosio se quedó sorprendido al ver a Melo: ¡era un conejo!

Melo se quedó sorprendido al ver a Ambrosio: ¡era un burro!

Pero Melo estaba tan contento de salir del hueco que se olvidó de lo que pensaba de los burros y le dijo emocionado:


-- ¡Amigo burro, me has salvado! ¡Ahora, tú eres el burro más listo de la granja! 



FIN

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